Hygee!?

Apreciado lector o lectora, ¿has estado alguna vez en una tienda de la cadena danesa Tiger? Yo sí, en numerosas ocasiones. Desde hace algún tiempo una de ellas abre sus puertas cada mañana de lunes a sábado en el centro de mi ciudad. Por mi parte, más o menos una vez a la semana acudo a ella a comprar caramelos de la marca Läkerol. Durante años, fue una pequeña caja de Ricola la habitante del bolsillo de mi camisa durante las tardes del período escolar, pero desde hace algún tiempo los sabores, textura y tamaño de esas pastillas de goma suecas me han atrapado sin duda.
Regreso a Tiger. Los productos que allí venden son, en muchos casos tan útiles como superfluos. La cadena los renueva regularmente para responder a los eventos sociales del calendario. El personal es más que amable (friendly, que debería ir diciendo) y, en cuanto a la música que ambienta la tienda, no puede más que despertar un desbordante optimismo en el cliente. Por mi parte, cuando todo es demasiado favorable, cuando escucho algún clásico de la música disco mientras contemplo una gigante tecla Intro con conexión USB en una tienda Tiger, acostumbro a sufrir graves episodios de escepticismo en los que nuestra sociedad se me presenta como una distopía ya de hecho! ¿És todo esto solamente marketing o acaso se trata de otra manifestación de este casi diríamos culto al bienestar de nuestra sociedad actual y que los daneses denominan con las cinco letras que ocupan el título de esta entrada?
Amable lector o lectora, que has superado el primer párrafo, permíteme otra pregunta. ¿Has oído hablar de 'hygge'? Si no es así, no tienes más que teclear esas cinco letras en el buscador y observar la desbordante presencia de este concepto que nuestra sociedad está importando hace algún tiempo desde Dinamarca. Según parece, los daneses afirman que 'hygge' no es una expresión que pueda traducirse ni un concepto fácil de explicar, és, más bien un sentimiento. Son muchos los lugares en los que su significado no está expresado sino como la descripcion de una secuencia donde nos encontramos con familiares o amigos, en un acogedor rincón de nuestra casa, vistiendo una cómoda ropa de fibras naturales, despreocupados y disfrutando de una humeante taza de café con un saludable pastel, todo ello etiquetado, es lo deseable, con la expresión 'home made'. El perro, la nieve fuera o las velas son opcionales. Bienestar, diríamos en nuestra geografía.
De acuerdo. Hasta aquí el gracejo, pero lo que sí conviene decir es que cada cultura tiene su concepto, su palabra para expresar el bienestar y sus maneras para alcanzarlo. Al mismo tiempo, quizá no resulte adecuado reducir la idiosincrasia de un pueblo a solamente una idea. He comenzado por aquí mi acercamiento a Dinamarca en este blog como podría haberlo hecho desde los ladrillos de Lego o desde sus socorridas galletas danesas. Aún así, este 'hygge' sí ha sido un principio de inevitable influencia en el diseño del sistema educativo danés que es al lugar al que quería llegar en esta entrada.
Salamanca, Unamuno, 1936
En cuanto a este asunto, el sistema educativo de Dinamarca, como español no puedo si no lamentar que el nuestro se asemeje tan poco. Y el caso es que mi lamento tiene poco que ver con las diferencias y mucho con las semejanzas que sí tuvieron hace algún tiempo y que de no ser por el oportuno pronunciamiento de unos cuantos poco pacíficos personajes en julio de 1936, podrían, desde luego seguir teniendo. Desde que en aquel lejano 1876, un grupo de profesores, hartos de la cerrazón patria en cuestiones pedagógicas, pusieran a caminar la Institución Libre de Enseñanza, otras maneras de hacer comenzaron a extenderse por aulas y despachos del pais. Maneras que transitaban por una pedagogía activa, respetuosa con la personalidad de cada niño y de cada niña, por un diseño curricular en el que el arte, el deporte y el acercamiento a la naturaleza ocupaban un lugar predominante, por un proceder en el que exámenes y tareas para casa tenían poca cabida y en el que la formación permanente del profesorado a la búsqueda de su mayor cualificación profesional era algo incuestionable.
Ruego, se me disculpe mi anterior digresión y mis dos entradas mencionando a la ILE y a Giner, pero no me resulta fácil evitarlo al escribir sobre un sistema educativo que en cierta manera podría haber sido también el nuestro. Ahora sí, respecto a Dinamarca y a su sistema de enseñanza, antes que nada, las medidas de conciliación laboral y familiar del país y la ausencia de tareas para hacer en casa por parte del alumnado permite que, después de la cuatro o cinco de la tarde, al terminar la jornada laboral y escolar, la familia pueda, si así lo quiere, pasar tiempo junta. En cuanto al diseño mismo del sistema educativo, conviene comenzar hablando de las escuelas preescolares creadas en entornos rurales con el fin de aportar un medio idoneo para la socialización del niño y el aprendizaje de valores como la cooperación o la solidaridad. Más adelante, a partir de los seis años, la escuela se torna en un lugar donde, antes que la sola transmisión de conocimientos y destrezas, se busca una enseñanza individualizada en la que necesidades e inquietudes del alumno resultan siempre prioritarias. A esto añade el concepto de 'klassens tid' en el que se busca de nuevo la socialización del alumnado con la empatía, sin duda, como hashtag. Al mismo tiempo, un entorno emocionalmente tan favorable es la causa del muy bajo nivel de acoso escolar que padece Dinamarca. Desde luego, como docente, debo compartir mi indignación ante nuestra actitud como sociedad, muchas veces pronta en enumerar las ventajas de un sistema semejante y en expresar lo conveniente de reproducir muchas de sus propuestas, pero que luego permace en una absoluta inacción al respecto.
Antes de terminar esta segunda entrada, quisiera compartir los sentimientos algo encontrados que siempre ha despertado en mí esta actividad y que, muy posiblemente, mis palabras muestren casi sin querer. Por una parte, el entusiasmo ante la posibilidad de sumergirme seis días en una sociedad con la que concuerdo particularmente y el pesimismo ante la posibilidad de no poder aprovechar en mi entorno mucho de lo observado.

Saludos!

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